terça-feira, 28 de junho de 2011

La verdadera consagración de Florbela como poetisa

De todos modos la verdadera consagración de Florbela como poetisa vino, siempre
es así, de la voz profunda del pueblo, fiel en su sencillez y en su anonimato al efluvio
de belleza que desciende como un rocío del cielo. No es falso, en modo alguno, el
dicho vox populi, vox dei, y es siempre el pueblo y casi nunca los eruditos o críticos
quienes reconocen con digna reverencia la llama del genio creador. Dejemos que sea
la misma Florbela quien narre, en una de sus cartas41, esta experiencia, tan significativa
y que consagra ciertamente a nuestra poetisa en el altar del mundo:

Ahora en serio, quiero contarte una cosa que me enterneció de veras una noche
de estas. Comienzo como en las novelas: la luz de la luna caía límpida y clara como
agua manando de una fuente perdida en el infinito... Eran las doce de la noche...
¡yo soñaba!... en esto una voz se levantó, una voz acariciadora, punzante, en una
tonada dolorosísima del fado tan querido al alma portuguesa, y cantó, ¿sabes qué,
Julia mía? ¡Estos cuartetos míos sin pretensión que el “Suplemento” había publicado,
tan pobres, tan ingenuos, tan sentidos, que el pueblo humilde los acogió y
los canta!, como dice nuestro dulce Augusto Gil. Hasta hoy ningún elogio me conmovió
tanto. Los he oído emotivos y tiernos, lisonjeros siempre, pero casi siempre
amigos y nunca, nunca como éste, tuvieron el don de bañar mis ojos con lágrimas.
Mis pobres cuartetos se convirtieron, desde esa noche profunda inundada por la
claridad de la luna, en sagrados para mí. Los cantó la boca del pueblo, los besó la
boca del pueblo, y es como si toda el alma rústica y humilde de mi Portugal besase con infinito amor la mía, en estos humildes versos, tan pobres... tan in enuos...tan sentidos...

sexta-feira, 17 de junho de 2011

EN TORNO A UN SONETO



La poetisa, vestida de terciopelo blanco y negro como una golondrina, extendió su mano delgada -en la que brillaban las uñas como si fuesen joyas- al visitante que apareció por la puerta de la salita iluminada.
Las grandes flores de los cretones claros daban al pequeño aposento un aire alegre de fiesta íntima. La estufa encendida derramaba en todo él un calor delicioso. En las paredes, platos de China que eran una preciosidad; una plaza de aldea llena de sol, de Alberto Sousa. Aquí y allí repartidos por columnas y mesitas, las sonrisas amigas de media docena de fotografías. Tres jarrones enormes, ungidos de camelias blancas, purísimas, recordando, en su helada perfección, exangües flores de cera.
Fuera, la tarde de noviembre se desplegaba en velos lúgubres, se arrimaba a los cristales como cortinas de sayal pardo, opacas y pesadas. El aullido de las sirenas rasgaba las sombras del crepúsculo en gemidos de lamentos, cargados de desolación y de tristeza.
-¿Sabe? Terminé hoy mi libro de versos...
Y con una sonrisa radiante:
-¡Con un bello soneto!
Su sonrisa se hizo más acariciadora, le dio mayor luminosidad a sus ojos serios, le distendió las líneas duras de la boca con labios finamente diseñados.
Se sentó en la silla que ella le indicaba, caminó en círculos por la salita, acogedora e íntima, con una mirada satisfecha, y murmuró:
-Dígame
La poetisa se concentró, fijó sus ojos en un punto del espacio, con una mirada vaga, como sumergida en el sueño y, dulcemente, con una voz aterciopelada y triste, comenzó, mientras recorría con un gesto inconsciente las grandes cuentas de su collar rosa.

Todo cae! ¡Todo se derrumba! ¡Estrago
Pavoroso! No sé dónde estaba antes.
¡Mi solar, mis palacios, los miradores!
¡No sé de nada, Dios, no sé de nada!...

¡Pasa en tropel febril la cabalgata
De las pasiones y locuras triunfantes!
¡Se rasgan las sedas, se quiebran los diamantes!
¡No tengo nada, Dios, no tengo nada!...

¡Pesadillas de insomnio, ebrios de ansiedad!
¡Locura que se esboza, ennegreciendo
Cada vez más las tinieblas de mi seno!

¡ ¡Oh, pavoroso mal de estar sola!
¡Oh mal pavoroso y atroz de traer
Tantas almas riendo dentro de la mía!...

terça-feira, 14 de junho de 2011

SER POETA [Páramo en Flor]

SER POETA

¡Ser poeta es ser más alto, es ser mayor
De lo que son los hombres! ¡Morder como quien besa!
¡Es ser mendigo y dar como quien es
Rey del Reino de Más Acá y Más allá del Dolor!

¡Es tener de mil deseos el esplendor
Y no saber siquiera qué se desea!
¡Es tener aquí dentro un astro que flamea,
Y tener garras y alas de cóndor!

¡Es tener hambre, es tener sed de Infinito!
Por yelmo, las mañanas de oro y de satén...
¡Es condensar el mundo en un solo grito!

Y es amarte, así, perdidamente...
Es que seas alma y sangre y vida en mí
¡Y decirlo cantando a todo el mundo!


Original:


SER POETA

Ser Poeta é ser mais alto, é ser maior
Do que os homens! Morder como quem beija!
É ser mendigo e dar como quem seja
Rei do Reino de Aquém e de Além Dor!


É ter de mil desejos o esplendor
E não saber sequer que se deseja!
É ter cá dentro um astro que flameja,
É ter garras e asas de condor!


É ter fome, é ter sede de Infinito!
Por elmo, as manhãs de oiro e de cetim...
É condensar o mundo num só grito!


E é amar-te, assim, perdidamente...
É seres alma e sangue e vida em mim
E dizê-lo cantando a toda gente!

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